25. Así razona Rancière

Cuando tratamos de discutir un argumento, lo simplificamos, reducimos sus dimensiones como si despertara en nosotros un temor bélico. Rancière se deleita antes de rebatir. Profundiza tanto en las razones del otro que nos convence y, solo cuando estamos convencidos, lo echa todo por tierra. Nos deja retóricamente desamparados. Es muy presumido.